El acuerdo comercial entre Corea del Sur y Ecuador es señalado por su relevancia estratégica y proyección económica.

Un rumor se convirtió en espectáculo y ahora todo apunta a un desenlace que podría cambiar la rutina económica del país. Lo que comenzó como negociaciones técnicas escaló hasta ocupar titulares, mesas de opinión y conversaciones entre empresarios, creando una atmósfera propia de un estreno mediático: todos pendientes del momento en que se revele el resultado definitivo.

La firma que promete mover mercados: el SECA entre Ecuador y Corea del Sur

La noticia central es clara y de gran calado: este martes 2 de septiembre de 2025 se formalizará la suscripción del Acuerdo Estratégico de Cooperación Económica, conocido como SECA, entre Ecuador y Corea del Sur. El tratado abre las puertas a un mercado de 51 millones de consumidores con elevado poder adquisitivo y contiene 23 capítulos que abarcan desde el comercio de bienes y servicios hasta propiedad intelectual, compras públicas, comercio electrónico y cooperación en sectores como agroindustria, pesca, manufactura, mipymes y cultura.

Los impactos esperados son concretos: cerca del 98% de la oferta exportable ecuatoriana obtendrá beneficios arancelarios. Productos emblemáticos como camarón, cacao, banano, pesca, lácteos y confites tendrán desgravación inmediata o en plazos reducidos, y frutas de alto potencial —pitahaya, mango, piña y arándanos— ingresarán con acceso preferencial al mercado coreano. El ministro Luis Alberto Jaramillo será la figura encargada de estampar la firma en Seúl, en un paso que posiciona al país con más fuerza en la dinámica región de Asia-Pacífico.

Líderes del sector exportador han calificado la iniciativa como un hito estratégico. Xavier Rosero, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportación (Fedexpor), resaltó que el acuerdo elimina aranceles de hasta el 30% y abre oportunidades de diversificación hacia manufacturas, servicios y bienes innovadores, además de potenciar ventajas frente a competidores regionales como Chile, Perú y Colombia. En términos macro, se espera que el pacto mejore la balanza comercial, fomente transferencia tecnológica y promueva empleo de calidad.

Las cifras previas alimentan el optimismo: en 2024 el comercio no petrolero entre ambos países registró un déficit de 214 millones de dólares, aunque las exportaciones crecieron a 143 millones, un incremento del 80% frente a 2023. En la primera mitad de 2025, las exportaciones no petroleras hacia Corea del Sur subieron más del 19% mientras las importaciones no petroleras cayeron un 19% en el mismo lapso. Actualmente, más de 90 empresas ecuatorianas participan en ese intercambio, con minerales, banano, camarón, cacao y café representando el 97% de las ventas al mercado coreano.

En el lado importador, maquinaria, aparatos eléctricos, vehículos, plásticos y farmacéuticos concentran la mayor parte de las compras, muchas de ellas destinadas a insumos productivos. Con el telón dispuesto para la firma, la escena está lista: ahora resta observar si este acuerdo se convierte en la gran producción que empresarios y autoridades esperan, o si abrirá nuevas controversias que mantengan el tema en la palestra pública.